La situación del Partido Andalucista es la peor de su historía; si bien el número de concejales y diputados en el Parlamento Andaluz en el año 1983 era claramente menor que en la actualidad, cualitativamente, la situación hoy, es mucho peor.
En 1979 este partido tuvo la primera oportunidad de ser el partido de referencia para los andaluces y ser el partido de Andalucía; la segunda la tuvo casi diez años después cuando consiguió 10 diputados en el Parlamento de Andalucía. En ambas ocasiones se desperdició la oportunidad de convertirse en un movimiento social, en un partido estructurado bajo una ideología clara, de progreso, de izquierda, tal y como se siente el pueblo andaluz en su conjunto.
Siempre que ha tenido un batacazo, alguno no ha sido solo electoral, ha aparecido la imagen salvadora de Alejandro Rojas Marcos; un hombre capaz de hacer una estructura electoral tan fuerte como para llegar a ser Alcalde de Sevilla, hacer temblar a un etarra, desquiciar a Felipe González, provocar insomnio a Alfonso Guerra, pero incapaz de consolidar un partido político.
Es probable que sea una cuestión de método; para ganar unas elecciones en un momento determinado no es necesario el soporte de una formación política ni una obediencia ideológica. Una maquinaria electoral pseudoprofesional, la participación de colaboradores sin contenido ideológico trabajando por y para el líder, una correcta elección de mensajes y propuestas y un gran apoyo personal hacen que no solo no sea necesario un partido, una ideología, detrás para ganar unas elecciones sino que las personas que se acercan con un alto contenido ideológico se ven como rémoras para la consecución del objetivo.
Esta amalgama de personas e intereses sin una base ideológica común supone el primer y gran problema para mantener los resultados en las consultas electorales siguientes; este problema no es otro que la fidelización del voto; un ejemplo de la situación contraria lo tenemos en IU donde sus bases y sus votantes tienen un perfil claramente ideológico y definido por lo que los cargos electos de esta formación lo tienen muy fácil para saber lo que tienen que hacer para que sus votantes reconozcan que no les han defraudado; todo lo contrario que le ocurre a los cargos electos del PA.
Tras los fracasos del PA, las movilizaciones, las vitaminas para su revitalización, nunca han sido Andalucistas; las ha administrado un hombre del PA, su Presidente de honor, pero han venido de fuera del Andalucismo y no han servido para consolidarlo; el paso del tiempo está demostrando que han sido perjudiciales para el PA. Esta falta de base ideológica ha hecho que los andaluces vean en los Andalucista pura mercadería política, pura incertidumbre en sus actuaciones públicas.
Tras 20 años consecutivos de representación en el Ayuntamiento de Sevilla, los aproximadamente 90.000 votos de las elecciones de 2001 se han reducido a casi 14000 en las elecciones de mayo de 2007; en las dos últimas confrontaciones electorales se han perdido 60000 votos, a razón de 30000 menos en cada una. Tras 12 años de gobierno y 4 de oposición, la base social de PA es mínima; los que votan al PA por ideología son muy pocos y este es el gran fracaso del PA. En 1987, algunos votantes, le dieron al PA una segunda oportunidad; hoy es muy difícil que vuelvan a dar una tercera aunque no imposible.
Esta forma de curar los descalabros también ha perjudicado a la militancia real del Andalucismo; hacia dentro se han estimulado las fidelidades personales y la militancia de florero contra lo que debe ser una organización de izquierda, democrática, participativa y corresponsable de los éxitos y de los fracasos y no solo de estos últimos; si alguien no tiene la culpa de que el PA sea una organización fuerte es el militante de base, el militante o afiliado ideológicamente comprometido con los principios del Andalucismo.
Y es que también es difícil fidelizar a la militancia; una y otra vez se le reclama paciencia y trabajo y ve como "personalidades" llegadas de fuera del Andalucismo para salvarlo, tras descalificar públicamente a la propia organización, son elegidas para representar al PA en organismos públicos sin que se haya producido la más mínima rectificación ni integración ideológica ni social. Decía el buen candidato Agustín Villar que el Psoe tiene adormecida a la sociedad sevillana y yo le pregunto ¿quién o quiénes y por qué tienen a los andalucistas roncando a pierna suelta, esperando ver pasar a su compañero muerto por delante de su puerta?
Yo no importo, importa el colectivo, importa la ideología; yo no importo más que como un miembro de un cuerpo con una cabeza amueblada de ANDALUCISMO; este cuerpo tiene ya demasiados miembros muertos, inutilizados; de nada sirve que la mano derecha esté perfectamente si la izquierda tiene parkinson, que el pié derecho de saltos de alegría porque el izquierdo se acaba de torcer el tobillo... o se aprende que Yo no importo o el Andalucismo solo será una escueta referencia en las enciclopedias.
Yo no importo.
1 comentario:
Yo tampoco importo. Pero estoy convencida que no he importado nada en este Partido. He militado durante mas de 25 años y los dirigentes han conseguido que me vaya a mi casa aburrida. Bueno, mas bien no me he ido me han expulsado por falta de pago de la cuota. Si eso es lo que dicen los Estatutos lo acato. Pero también dirán algo al respecto de no hacer crítica destructiva en los medios de comunicación, naturalmente por parte de la militancia y yo he leído alguna y no he visto que se le haya expulsado. En este bendito Partido también le han dado mayor importancia a personas provinientes de otros partidos, a recordar, como la extinta UCD, de centro derecha, por lo tanto yo tampoco he importado.
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