Autor: Paco Albadulí - Consejo Nacional de Asamblea Nacional de Andalucía -
Fuente: web de ANA
Según las encuestas sociológicas que se vienen haciendo por distintos organismos y medios de comunicación desde la transición para acá, aproximadamente hay un 20% de andaluces (porcentaje que varía poco de unas encuestas a otras) que se declara más andaluz que español, o simplemente andaluz. Si interpretamos bien el dato, podemos entender que existe al menos ese 20% de ciudadanos andaluces que se podrían considerar como andalucistas, al menos también, cultural y socialmente.
El por qué esa clara conciencia de identidad cultural no se refleja en las urnas dando un apoyo político, cuando menos en esa misma proporción, a los partidos autocalificados como nacionalistas andaluces es algo que nos intriga. Posiblemente se deba a que estos partidos no se preocupan de remarcar en sus actuaciones y en sus discursos los temas identitarios. Y quizás no lo hagan por el miedo a ser calificados de folclóricos, catetos, insolidarios o, lo peor, nacionalistas.
Hay una realidad constatable, la militancia de los partidos autocalificados de andalucistas, ya no es lo que era. En los últimos años han ido entrando en ellos, auspiciados por las direcciones, una serie de señores, muchas veces rebotados de otros partidos, que lo único que buscan es un puesto en las listas para entrar en política. La mayoría de las veces, estas personas no tienen ninguna formación andalucista, y lo que es peor, sin empeño ninguno en tenerla. (Todavía resuena en mis oídos las declaraciones de un dirigente andalucista que se vanagloriaba de no haber leído nunca a Blas Infante). Hemos de constatar también que generalmente, el poco poder político que han llegado a tener estos partidos, casi nunca se ha puesto al servicio de una concienciación andaluza (a pesar de que es un mandato a las administraciones públicas emanado del Estatuto de Andalucía y a pesar de lo que dicen sus propios estatutos).
Dentro de los muchos problemas y equivocaciones que durante los últimos treinta años ha tenido el andalucismo, podemos considerar éste el principal con diferencia: la inoperancia de los partidos políticos andalucistas. Aunque si somos optimistas, podemos constatar que todavía hay mucho andalucismo, a pesar de ellos.
Otro de nuestros grandes hándicaps es el nacionalismo español. A este respecto hemos de remarcar la dificultad para el andaluz medio de discernir entre lo “español” y lo andaluz, por la utilización que hace el nacionalismo español del estereotipo andaluz. (Un catalán, un gallego, un canario, un vasco… distingue claramente entre sus marcadores identitarios y los del “nacionalismo español”).
La estrategia del nacionalismo español en Andalucía está enfocada a desmantelar todo lo relacionado con la identidad de Andalucía. La apropiación (solo aparente) de algunos elementos visuales de lo andaluz por parte de los partidos españoles, unido a la ambigüedad en la reivindicación identitaria de los partidos andalucistas ha hecho que un andaluz medio no llegue a distinguir con claridad entre el mensaje de los partidos “españolistas” y los “andalucistas”.
También la oposición hostíl de la gran mayoría de intelectuales andaluces y del poder económico que controla los medios de comunicación en Andalucía a todo lo que huela a identidad andaluza, impide a los andaluces reconocerse como tales.
Y por último: la clara estrategia desde la Junta de Andalucía frenando la conciencia andaluza. Estrategia que podemos resumir en:
- La loapización del Estatuto andaluz
- El incumplimiento de todos los artículos del Estatuto que se refieren a la identidad y estructuración de la identidad andaluza. (comarcalización, habla andaluza, policía autonómica…).
- La consigna de llamar al gobierno del Estado, “gobierno de la nación” y a Andalucía siempre región.
- La coincidencia de las elecciones andaluzas con otras.
- etc…
Pero, repetimos, debemos seguir siendo optimistas. Si a pesar de todos estos elementos en contra, existe andalucismo y andalucistas, aunque las más de las veces nos dediquemos a pelearnos entre nosotros en vez de que hacer cosas en común. ¿Os imagináis si los partidos andalucistas trabajaran de verdad por la concienciación del pueblo, si tuvieramos algún poder político para obligar a las instituciones a cumplir el Estatuto, y si existiera un mínimo poder económico que se vinculara con el Ideal Andaluz?
¿Imposible? Recordemos a José Aumente: ¿Acaso no existe en nuestra comunidad una minoría lo suficientemente lúcida, lo imprescindiblemente seria, lo necesariamente honrada, como para liderar un proyecto colectivo? ¿ Cómo es posible que no se despierte una vergüenza movilizadora y una fuerza de indignación suficiente para poner en marcha a nuestro pueblo?
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