viernes, 9 de noviembre de 2007

El CEHA regalará libros de Blas Infante a Jiménez Losantos

Jiménez Losantos presenta a Blas Infante como un integrista cercano a AlQaeda
Manuel Ruiz Romero, portavoz del Centro de Estudios Históricos de Andalucía ha anunciado la intención de este colectivo de enviar bibliografía de Infante al citado locutor que, si bien no tiene reparo alguno en jactarse en antena de que escribe libros a diferencia de otros profesionales, ha manifestado en el día de hoy el más profundo desprecio intelectual por alguien que ni siquiera ha leído.

Desde el CEHA se considera que el periodista ha desdibujado y convertido al notario precursor del nacionalismo andaluz en un musulman integrista y un pro marroquí gratuito, cuasi identificado con Bin Laden, enemigo del catolicismo y un violento racista ante todo lo que no fuese de esta tierra.

Más bien puntualiza Ruiz Romero, su admiración por el mundo árabe a partir de Al-Andalus, su convencimiento de que la conquista castellana es el origen del latifundio como raíz del gran problema de la tierra para Andalucía durante siglos: el latifundio, su interpretación de que la llamada reconquista fue en realidad una guerra civil; su inquietud por la trascendencia espiritual que incluía la lectura de los místicos españoles del Siglo de Oro; el carácter noviolento, multicultural, integrador y cívico de su nacionalismo, o su admiración por cuanto de andaluz aún pervive en el Norte de Africa gracias a los moriscos… por poner algunos ejemplos, no le hacen merecedor de esa imagen.

El colectivo desea salir así al paso de las descontextualizaciones manipuladoras que el citado intelectual ha realizado intencionadamente sobre el que fuera reconocido tanto por el Parlamento de Andalucía (abril 1983) como por el Congreso de los Diputados (noviembre 2004):
Padre de la Patria Andaluza

Lo que está claro- añade Manuel Ruiz-, es que estas polémicas resultan insignificantes para los andaluces y que más bien, son cortinas de humo que pretenden ocultar otros problemas que esta tierra tiene: Valga por ejemplo la cuestión de las elecciones separadas, la declaración del flamenco como patrimonio de la Humanidad, la necesidad de crear una Policía autonómica que proteja nuestro patrimonio, … e incluso la propia difusión del mensaje de Blas Infante dentro de la asignatura de Educación para la Cuidadanía ya que hay porcentajes en esta asignatura que marca la Comunidad Autónoma

Como historiadores e investigadores, el CEHA reclama derecho de réplica en el mismo programa matinal de la COPE donde se han emitido dichas interpretaciones, y emplaza a Jiménez Losantos a dialogar públicamente ante la audiencia sobre la vida, obra y legado de Infante.

La importancia de un hombre normal: Blas Infante para ignorantes

Autor: Manuel Ruiz.

Centro de Estudios Históricos de Andalucía





A Infante no hace falta que lo proteja nadie. Se defiende sólo. Aquí lo preocupante es que políticos en ejercicio, alguno europeo, utilicen la palabra “subnormal” con desprecio, o cuestionen un Estatuto de Autonomía reformado como Ley básica en vigor. Que nos llamen cretinos a todos los que nunca alcanzaremos un escaño. Incluso, porque los primeros denigrados de esa altanería y falsa suficiencia son, en primer lugar, sus propios compañeros de partido en esta tierra.


Por extensión deberíamos poner cara de “bobos” los habitantes de una ciudad como Sevilla que nombró por unanimidad Hijo Adoptivo a Infante en el 2005. Quizás los andaluces seamos los “más tonto de Europa” porque le nominamos como Padre de la Patria desde el Parlamento de Andalucía en abril de 1983, incluso, más recientemente, la Cámara volvió, en noviembre del 2004, a llamarle Presidente de honor de nuestra autonomía. Y qué deberíamos de pensar cuando a esos honores también se une en el 2002, idéntico reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados.


Siempre la ignorancia fue atrevida, y resulta todo un honor la vana osadía si procede de quienes están fuera de parámetros constitucionales. Sabiendo como piensan, revalorizan al personaje y subrayan el tributo de los andaluces (Aunque cabe decir también que, las informaciones que fluyen por la red sobre el notario Coria son contradictorias y la Fundación que lleva su nombre algo debería de hacer). Y para ilustrase, ahí queda un amplio panorama con alrededor de un millar de referencias bibliográficas científicas que avalan el eco de su vida, obra y pensamiento (su “payasada” y la de su “pandilla”). Pero no nos precipitemos por frivolidad. Detrás de las virtudes y defectos de una persona de a pie, se esconde cuanto menos alguien digno de conocer y respetar: Como debe serlo todo aquel que muere por sus ideas y le condenan a muerte cuatro años después, aunque, despreciando su herencia, no falta quienes le rematan cuando pueden.

Su opción personal, profesional y pública por los más desheredados de esta tierra –jornaleros-; su apuesta por un autogobierno andaluz pleno (tres poderes clásicos); su renuncia a la vía electoral y articulación de su Ideal Andaluz mediante un partido político; su romanticismo en cuanto no buscaba fieles o meros votantes, sino andaluces de conciencia,… le separan activamente de todo proyecto político convencional. De toda práctica política a la que algunos conciben como una profesión. Objetor, si cabe, al cómodo estatus notarial que conquistó por méritos propios desde sus 22 años.


Infante, desde su convencida necesidad de un modelo cooperativo para el Estado abogó por una nueva percepción de Andalucía. Su nacionalismo, es un buen exponente de que el concepto no es necesariamente identificable con secesionismo, ni con un Estado propio. Aspira a la construcción de un pueblo sobre la base de la reivindicación de un concepto de soberanía compartida, y de un autogobierno inmerso en un profundo sentido del regeneracionismo que nunca abandona a través de una herramienta política: la autonomía.


Más bien, lo que caracteriza su anticipativa visión sobre nacionalismo no es la adopción de un determinado proyecto político, sino una forma peculiar de justificar ese proyecto, de analizar el camino al mismo. Por eso su concepción no es de fronteras, de Estado, o excluyente. Muy al contrario: se presenta como multicultural, humanista, noviolento, solidario, antropocentrista y cívico. Pero sobre todo, esa propuesta para Andalucía, también deseada para otros pueblos del Estado, parte de un nuevo concepto de patriotismo inserto en una España plural en lo cultural, lingüístico y político, lejos de esa visión rancia y añeja a la que muchos, aún hoy, quieren vincularse.


Ahora que necesitamos superar los vicios y perfeccionar las reglas de convivencia, Infante significa un referente para la moralización de la vida pública, la organización, la dignidad y la militancia por Andalucía. Lo dicho: se defiende sólo. Un servidor sólo recuerda; porque no hay más imbécil que el que no quiere saber y tiene la lengua más despierta que su sed por aprender.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Autor/Fuente: Andrés Muriel, LA RAZÓN, 29-10-07
Julián Álvarez (Écija, 1963) se propone deshacer los pronósticos. A pesar de tener todos los indicadores electorales en contra, de haber perdido más de un centenar de concejales en las pasadas elecciones municipales, de tener bajo los pies una corriente crítica heredera de la anterior dirección, y de encarar un proceso de unión con el PSA a escasos meses de las elecciones, confía en sumar escaños, dar una patada a las encuestas, y presidir incluso la Junta, si PP e IU aprovechan una hipotética victoria en minoría del PSOE. Un controvertido tripartido multicolor que, según dice, no es «ciencia ficción», sino pura aritmética. Las elecciones de marzo serán su prueba de fuego, tras asumir, hace tres años, la secretaría general del PA. Ahora su partido pone el contador a cero y se interna en la senda de la reconciliación con el partido de Pedro Pacheco para concurrir juntos a los próximos comicios autonómicos. Dice que «de posado pactado, nada de nada», que ha llegado el momento histórico y la familia andalucista tiene que superar las rencillas. El experimento político tendrá siglas en unas semanas.
-Teniendo en cuenta los movimientos internos y externos de su formación, ¿se siente esperanzado?
-Muy esperanzado. Son mis primeras elecciones, con un partido que se ha ido renovando desde que llegué a la secretaría general. Y además, coincide con un momento en el que se está llevando a cabo una importantísima operación de reencuentro con toda la familia andalucista. Este gran bloque, de llegar a hacerse realidad, será la única opción con un impulso renovado frente al resto de fuerzas. Veo muy complicado que el PSOE vuelva a repetir con la mayoría absoluta; aquello fue una consecuencia de otras cosas, como el atentado previo a las elecciones.
¿Chaves repite?
- El PSOE va a ser el partido con más votos, pero sin mayoría absoluta en el Parlamento. En ese esquema tendríamos un papel que jugar. Hemos propuesto a las otras fuerzas de la oposición que vayamos a un gobierno conjunto que permita el desbloqueo socialista.
¿Qué fortuna ha tenido esa propuesta entre el resto de líderes?
-De entrada no he escuchado a nadie decir que es un disparate. Ahora presentaremos las líneas básicas de un gobierno de esas características. Somos fuerzas distintas pero tenemos elementos comunes, como la necesidad de una regeneración democrática, introducir elementos de limitación de mandatos, que la RTVA no sea un elemento al servicio del partido en el poder. Podemos estructurar esa opción.
¿No le parece que estamos hablando de ciencia ficción?
-Si el PSOE no tiene mayoría absoluta, la vamos a tener la suma de PP, PA e IU. Por lo tanto, eso es pura aritmética. Que seamos capaces y queramos llevar a cabo la propuesta de alternativa, ya es otra cosa.-Tras las elecciones municipales reconoció un «paso atrás». De 667 concejales, su partido pasó a poco más de 530.
¿No cree que tiene el termómetro electoral muy en contra?
- Es cierto que los resultados fueron malos, pero también es verdad que el PA es el partido que más está haciendo para consolidar una alternativa electoral. El mensaje fue ponerse a trabajar inmediatamente para rectificar y avanzar. Y en eso estamos. Hemos emprendido caminos que pueden estar mejorando la situación de partida que teníamos, con unas perspectivas de crecimiento y ampliación.
Por tanto, da por hecho que la unión del bloque andalucista se produce por un mal resultado electoral y no por la necesidad de aglutinar el sentimiento andalucista para crear una alternativa frente al bipartidismo PSOE-PP.
-El proceso de ampliación de la base electoral es consustancial a la aparición de la nueva dirección. Pusimos en marcha estos procesos hace tres años, hablamos de renovación para convertirnos en una alternativa seria. De hecho, a la vista de la situación del Estatuto, redactamos el 28 de febrero un manifiesto en el que ya se hablaba de la necesidad de la ampliación de la base social del andalucismo, de la construcción de una alternativa con sectores andalucistas, progresistas, ecologistas; fue una opción que marcamos ya antes de las elecciones. Por tanto, lo que estamos haciendo no está derivado de las elecciones, pero sí que va a dar respuesta y va a mejorar la posición del partido respecto a la ubicación en el escenario electoral.
Entonces ¿por qué el PA rechazó hace poco más de un mes la propuesta de unión del PSA?
-En un principio el ofrecimiento nos llegó a través de la prensa y no entendimos que fuera oportuno. Ha sido posible una vez que hemos hablado con ellos y hemos encontrado la misma actitud, en la que no hay imposiciones ni condicionantes. Esas conversaciones privadas han sido las que nos han convencido.-Entonces tacharon la propuesta de invento electoral.-Dijimos que no estábamos dispuestos a ningún invento electoral y lo seguimos diciendo. Si fuera una simple operación para buscar una solución meramente electoral no hubiéramos emprendido el proyecto.
Ha señalado en diferentes ocasiones que el PA busca una tercera vía. Con este bloque andalucista, nacionalista... por cierto, ¿cómo prefiere llamarle ?
-Bloque andalucista está bien.
Pues con este bloque andalucista, de progreso y ecologista, ¿su partido salta de vía?
-Justamente estamos creando esa opción, aglutinando a la gente que está entre el centro y la izquierda y que pretende que haya una alternativa, y desde luego no ven a la derecha como el camino adecuado.
¿No le parece arriesgado emprender una aventura política a cuatro meses de las elecciones?
-Creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos entiende razonable la unidad del andalucismo. Lo que no han entendido es que ocupando el mismo espacio político presentáramos dos opciones electorales.
¿Está de acuerdo con abrir el abanico para que Los Verdes se unan al bloque?
-Vemos positivo dar pasos en la dirección de crear una alternativa, pero le digo que en este momento ni hay madurez ni se da la coyuntura para pensar en operaciones de carácter político con otras fuerzas.
¿Por parte del PA se refiere?
-Del PA y de otras fuerzas.
José Antonio Pino (PSA) dijo tras la reunión del viernes que conversaciones con Los Verdes las hay y las seguirá habiendo.
-Pero no para conformar una estructura política. Todavía no se da la madurez suficiente en el proceso para ello.
En todo caso, «a priori», ¿es receptivo a una adhesión de Los Verdes?
-El nacionalismo tal y como hoy se plantea debe tener como base fundamental la defensa del territorio, aumentar el nivel de renta, pero no a costa de una presión sobre los recursos naturales. Ése es un planteamiento de discurso del PA que nos aproxima mucho al que mantienen las opciones ecologistas y Los Verdes. Ahora bien, si eso contribuirá para crear un grupo político conjunto es algo que no se lo puedo decir en este momento.-Además de diferencias orgánicas con el PSA, también les alejan diferencias de programa. Por ejemplo sobre el Estatuto de Autonomía. El PA asegura que lo derogaría de llegar un día a la presidencia de la Junta. El PSA, por su parte, hizo campaña a favor.-El principal reproche al Estatuto es que fue un texto no pactado con el PA, sino con fuerzas centralistas. Nosotros nunca caeríamos en el mismo error y buscaremos un Estatuto de consenso. Además, hoy no es sólo el PA el que se está quejando, también PP e IU. A pesar de que se sumaron al pacto, están todo el día diciendo que esto no era, que se ha hecho una lectura cicatera de las inversiones o que la transferencia del Guadalquivir no está siguiendo las pautas marcadas en el articulado. Por tanto, con este panorama, no creo que haya problema con el PSA.-Agosto de este año. Manuel Cobacho, vicesecretario general del PSA, asegura a la prensa que ve difícil la refundación del andalucismo con un partido -en referencia al PA-, que «da la espalda a los andaluces y pacta con los de siempre». Van a tener que hacer migas con muchos críticos, ¿no?-Somos dos partidos distintos y entre los que ha existido una confrontación electoral, que nadie se engañe. Ésas declaraciones están ahí, como habrá otras muchas, pero llega un momento histórico en el que hay que caminar en la línea de la unidad. Hemos aprendido de los errores.-¿Cuál es el encaje de la figura de Pedro Pacheco en el nuevo bloque?-Hay temas que no están resueltos y el de la figura del Secretario General del PSA es una de ellas. Debe entender que en este momento no hay respuesta a algunas interrogantes.-¿Ha tenido ocasión de hablar con él sobre la unión?-No, pero representantes del PSA al más alto nivel ya están trabajando con miembros del PA.-¿No cree que resulta extraño que los dos máximos representantes del PA y el PSA no hayan hablado a una semana vista de la posible unión?-Lo de la semana es una cosa que han comentado los medios, pero no es exactamente así. La próxima semana vamos a trabajar en un primer documento y luego queda un segundo y tercer acuerdo. La constitución firme del bloque será más tarde. Todavía queda tarea por delante.
Renovación del andalucismo
-En los casi tres años que lleva al frente del PA ha acometido un proceso de regeneración, ¿en qué momento se encuentra?-Muy avanzado. En cuanto a discurso, el Estatuto permitió poner sobre la mesa las nuevas tesis del andalucismo político, incardinadas principalmente a la creación de una sólida alternativa política. La renovación, en lo que se refiere a las personas del partido, también está muy avanzada. No obstante, el proceso sigue y se fortalece con la búsqueda de la unión de la opción andalucista.-Son numerosas las piezas sustituidas en el tablero interno del PA, ¿esa regeneración orgánica dentro del partido ha llegado a un nivel de estabilización?-Las medidas de regeneración se han tomado de manera paulatina. Después del XIII Congreso Nacional del partido se renovaron los órganos provinciales y locales, también en las elecciones locales hubo cambios a nivel de candidatos, y ahora está ocurriendo lo mismo con las autonómicas. Son cambios, no hay inestabilidad.-Antonio Moreno no entiende que se haya caído del cartel por la provincia de Cádiz.
-Comprendo que no le guste, o no esté contento cuando el partido le pide que adopte otros papeles dentro de la formación. Yo no voy a encabezar candidaturas en más de dos ocasiones, por tanto, es una medida para mí y para los miembros de mi grupo. En todo caso, a Moreno le propuse una fórmula de futuro para seguir trabajando en el partido con un papel importante.-¿RTVA?-Prefiero no hacer pública la fórmula.-¿Por qué?
-Vaya a ser que si Antonio me dice que no, el que ocupe el cargo se sienta un simple sustituto.
-¿Qué sentido tiene el proceso de regeneración si ahora tiene que cohabitar con más críticos?-Es todo lo contrario. La mayoría de los actuales dirigentes del PA y el PSA no estábamos en primera fila de la política cuando sucedieron las graves diferencias. La mayoría no son críticos con la actual dirección. Para nada va a desmoronarse el proceso de renovación, sino que se va a fortalecer.-El Presidente honorífico del PA, Alejandro Rojas Marcos, ¿ve con buenos ojos la unión?-La opinión hay que preguntársela a él. No obstante, fundó el PA y va a apoyar todo lo que sea bueno para el PA, siempre, seguro.-Se acaba la entrevista y no hemos hablado de propuestas, ¿eso suele pasar cuando hay crisis interna en los partidos?-Es algo que ocurre mucho y no porque tengamos vaivenes internos, sino porque uno de los problemas graves de Andalucía es que el régimen socialista impone la agenda política, y utiliza la television y la radio públicas para llevarlo a cabo. Existe un bloqueo informativo en toda regla.-¿Seguro que no tienen nada que ver los problemas internos del PA?-Problemas internos tienen todos los partidos. El PSOE dibuja el rol de cada partido. Es un régimen como el del PRI en México, legitimado democráticamente pero sostenido a través de un bloqueo social, a través de medios de comunicación; financiero, a través de las cajas... a todos los niveles.
Un programa de gobierno para la convergencia
-Cuele alguna propuesta. ¿Qué iniciativas pueden llamar al voto andalucista?-Vamos a intentar hacer un programa serio y sensato que establezca dos prioridades políticas. En primer lugar, el desbloqueo político en Andalucía y el desmantelamiento del régimen, introduciendo mecanismos de pluralidad donde no los hay, de participación, de limitación de mandatos, de apertura social y de eliminación de un conjunto de subvenciones públicas que se destinan exclusivamente al mantenimiento del régimen. El PA va a utilizar esos recursos para un programa de convergencia que pase por un programa educativo fuerte. En segundo lugar, es preciso el establecimiento de un nuevo esquema productivo. En definitiva, el mensaje es: salgamos del régimen y apostemos por la convergencia.-Lo que ocurre es que todo esto lo tendrá que consensuar ahora con el PSA y, si cabe, con los futuros huéspedes del bloque.-Indudablemente. Ésa es nuestra actitud y la disposición en la que estamos.-¿Qué respondería a los que ven en la unión un posado de cara a las autonómicas? - Además de ese primer documento que le he comentado acerca del discurso en lo meramente electoral, hay un segundo acuerdo que será imprescindible antes de la formalización de ningún tipo de bloque o coalición que tiene que hablar del futuro del andalucismo, trabajar en los próximos, que tiene que reflejar compromisos claros de las dos partes de caminar en esa dirección a partir de marzo, sólo si existe ese acuerdo previo, si es así daremos el paso de cómo poder concurrir juntos a las elecciones.

Dos dirigentes del PP califican a Blas Infante de "cretino integral"

Fuente: Diario de Sevilla - Grupo Joly -
Alejo Vidal Cuadras, eurodiputado del PP, y Alberto de la Hera, Director General de Asuntos Religiosos durante los dos gobiernos de Aznar participaron el pasado domingo 28 de octubre en el programa 'Más se perdió en Cuba', de la emisora Radio Intereconomía, y en el mismo profirieron calificativos hacia Blas Infante del tipo “cretino integral” y lo consideran “uno de los tontos más grandes de Europa”. “Fue a un campeonato de bobos y quedó segundo”, se afirma. Al compararlo con Sabino Arana, Vidal Cuadras lo identifica como “otro subnormal profundo”.
En referencia al preámbulo del Estatuto de Autonomía de Andalucía y al Manifiesto Nacionalista de Córdoba de 1919, Vidal Cuadras considera que se trata de una “payasada” de la “pandilla” de Blas Infante, al que llegan a nombrar de forma xenófoba como “Mohamed Infante”.

La Vicesecretaria General del Partido Andalucista, Antonia Agudo, califica de “intolerables” y “bochornosos” los insultos vertidos por dos destacados dirigentes del Partido Popular contra la figura de Blas Infante, Padre de la Patria Andaluza. Agudo pide una “explicación y un rechazo inmediato” del Presidente del PP en Andalucía, Javier Arenas, hacia este “comportamiento impresentable y difamatorio” de dos dirigentes del PP estatal. La Vicesecretaria General del PA pregunta a Arenas si éste es el “andalucismo constitucional” al que se ha referido recientemente, y aconseja al líder del PP andaluz que “envíe a Vidal Cuadras una copia del himno de Andalucía interpretado por Rocío Jurado, el mismo que compuso y escribió Blas Infante”.

El Partido Andalucista considera que “tanto PP como PSOE menosprecian históricamente” la figura y el papel de Blas Infante. “En el PP y en el PSOE hay mucho autonomista de boquilla, que en petit comité se ríe de Blas Infante y de todo lo que significa la autonomía de Andalucía”.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Cañamero dirigirá el nuevo sindicato SAT

Fuente: El PAIS - Grupo PRISA -


La asamblea fundacional del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), que se celebró ayer en Sevilla, eligió por unanimidad como portavoz al actual secretario general del Sindicato Obreros del Campo (SOC), Diego Cañamero. El nuevo sindicato nace de la fusión del SOC, Autonomía Obrera, de Cádiz, Foro Sindical Andaluz, además de un sindicato del Aljarafe de la aceituna de aderezo, otro procedente de Marbella (Málaga), comités de empresa de diversas sociedades y delegados sindicales de UGT y CC OO. Según aseguran, aglutina a unos 25.000 afiliados.

Los 500 delegados que asistieron a la asamblea constituyente del SAT eligieron también al medio centenar de miembros del comité ejecutivo nacional, aprobaron los estatutos, y la declaración de principios del nuevo sindicato andaluz, al tiempo que se acordó celebrar el primer congreso en los próximos meses.
La asamblea eligió a Cañamero como portavoz del sindicato después de que fuese el único candidato que se presentó. Éste aventuró que el nuevo sindicato se va a convertir "en cuatro o cinco años" en la fuerza sindical mayoritaria, e indicó que la nueva central no será "tradicional", sino que se va a convertir en "dinámico, sociopolítico" y que estará "a pie de tajo, no en la burocracia".
Cañamero apostó por que este nuevo sindicato andaluz sea "independiente" de los partidos políticos y del Gobierno autonómico, para que sean los trabajadores "los que manden" en él, ya que, en la actualidad "quien paga, desgraciadamente, manda".
La creación de un nuevo sindicato obedece, según Cañamero, a que hay un "vacío" entre los trabajadores andaluces, ya que, pese a que han mejorado sus condiciones de vida, sigue habiendo "agravios comparativos" respecto a otras autonomías, como por ejemplo en los salarios y del alto índice de desempleo. Otros "agravios" que sufren los trabajadores de Andalucía son los accidentes laborales, el desmantelamiento de la industria, y que el 54% de la tierra está en manos del 4% de propietarios, dijo Cañamero. El SAT realizará en los próximos días una campaña informativa, con 50.000 dípticos explicativos y con 25.000 carteles para darse a conocer.
Pluralismo
Al acto de inauguración asistieron representantes políticos e institucionales. El secretario general del PA, Julián Álvarez dijo, que "es bueno que haya pluralismo sindical" y, más aún, "si se trata de una organización andaluza que lucha por los intereses del pueblo". El coordinador de IU, Diego Valderas, señaló que con la creación del SAT el SOC "logra uno de los objetivos que perseguía desde hace muchos años". Por su parte, el líder del CUT, el brazo político del SOC Manuel Sánchez Gordillo, manifestó que los trabajadores quieren un sindicato "que no especule y que se preocupe por ellos".
El defensor del pueblo andaluz, José Chamizo, que espera que "esto no sea flor de un día", explicó que el SAT tiene que "luchar por toda la clase obrera de Andalucía, especialmente por aquellas personas que tienen más dificultades".

«Nunca pactaremos sillones sino millones para Andalucía»


Fuente: ABC-Sevilla

Autor: Inmaculada Navarrete



-Hay elecciones y el verde no parece que sea el de la esperanza para el andalucismo ¿le entra a usted en la cabeza un Parlamento andaluz sin andalucistas?
-Los andalucistas estamos hoy más vivos que nunca y mi candidatura será la única novedad en las próximas elecciones. Fíjese usted que dentro de unos días, en octubre, el PA va a cumplir 42 años de historia a lo largo de los cuales PSOE y PP nos han intentado enterrar otras 42 veces y ninguna de ellas lo han conseguido. Esta vez, no va a ser la excepción. En Andalucía hay un espacio enorme para un partido andaluz. Lo que sí es cierto es que a la política de Chaves de sumisión a Madrid y de traición a los intereses de Andalucía le viene muy mal que exista el PA, no quieren que se oigan nuestras denuncias.
-Los resultados en Sevilla han evidenciado que el bipartidismo es mortal para el PA ¿Cree que, en las actuales circunstancias, el PA puede romper esa tendencia?
-Lo que constatamos es que hay un espacio inmenso para los que queremos un cambio en Andalucía y al mismo tiempo no compartimos la política muy de derechas y muy antigua del PP. El bipartidismo, en general, es negativo para la sociedad, que empieza a estar harta de la bronca permanente.
-Además del bipartidismo ¿no cree que los andaluces están hartos de nacionalismo, visto lo que ven en Cataluña y País Vasco?
-Yo creo que de lo que estamos hartos los andaluces es de la política de Chaves, de 25 años de continuismo y de ver que los catalanes y los vascos se ponen las botas gracias a tener un partido propio. Los Presupuestos del Estado son la máxima demostración de la necesidad de un partido andaluz.
-¿Cree que en Andalucía hay espacio para dos partidos nacionalistas, PA y PSA?
-En Andalucía hay un partido nacionalista y progresista que es el PA. Por otro lado existe un señor que se llama Pacheco, permanentemente jaleado por los que quieren acabar con el andalucismo.
-El PSA ha propuesto un bloque tipo BNG gallego para que el andalucismo se presente unido a las elecciones, posibilidad que usted rechaza ¿puede explicar por qué?
-El PA está convencido de la necesidad de articular un proyecto alternativo al PSOE desde posiciones andalucistas y progresistas, un proyecto plural y abierto, que defienda un nuevo modelo social y económico sostenible, que sirva para la convergencia de Andalucía, para la regeneración democrática y para avanzar en el autogobierno. Y el PA va a trabajar para conformar ese proyecto.
-¿Dónde se sitúa ideológicamente el PA, a la derecha o a la izquierda del PSOE?
-El PP representa en Andalucía una derecha radical y anticuada. El PSOE representa a la derecha de la globalización, y la posición de Izquierda Unida es irrelevante ya que se ha arrojado a los brazos del PSOE. En este contexto, el PA se queda como la única referencia de una izquierda moderna y además con un proyecto político exclusivamente andaluz.
-¿No cree que al PA le ha hecho mucho daño que se le identifique con el PP? Eso se vio claramente en los resultados de Sevilla.
-Probablemente hemos cometido errores, de eso no cabe duda, pero los resultados lo que han demostrado es que el PSOE hoy está gobernando en Sevilla porque el PA no está en el Ayuntamiento, es decir, el voto útil no era el PP sino el PA. O dicho de otra forma, que en Sevilla no habrá un cambio real de política y de manera de hacer las cosas mientras no esté el PA.
-Otros partidos nacionalistas del Estado sí han sabido situarse frente al bipartidismo ¿por qué no el PA, donde está su error estratégico?
-El PA que salió del XIII Congreso necesita tiempo. Hay un cambio generacional en el andalucismo, un equipo nuevo, un discurso y un proyecto nuevos que pretenden ser la alternativa que Andalucía necesita. Consolidar todo esto necesita tiempo.
-¿Qué le parece lo que le han sacado los nacionalistas catalanes al Gobierno de Zapatero?
-Los catalanes piden más y mejor que el Gobierno andaluz. Ellos se han pasado todo el verano destacando el déficit de sus infraestructuras, mientras que aquí se pasan el día diciendo lo bien que va todo y hasta que sobra el dinero. Esa es una mala posición negociadora, Aquí no sabemos apretar a la hora de negociar.
-¿Cuál va a ser la idea fuerza del PA en las próximas elecciones?
-En Madrid nadie ganará con mayoría absoluta. Unos pocos diputados al servicio de los intereses de Andalucía podrían ser determinantes. En ese contexto, no pactaremos sillones, sino millones para Andalucía.
-Si la matemática electoral pusiera al PA en la tesitura de poder pactar en Andalucía ¿le darían su apoyo a Chaves?
-Nosotros trabajamos por la alternativa, no para consolidar el actual Gobierno. No vamos a pactar nada que signifique prolongar la actual situación. Queremos un cambio, pero ese cambio tampoco pasa por el PP.
-¿Habrá sorpresas en alguna lista o el problema del PA es llenar su lista?
-Habrá un gran equipo, con muchas caras nuevas. Pretendemos incorporar mucha sociedad civil a la tarea de cambiar Andalucía.
-Juzgue usted la trayectoria de Manuel Chaves ¿que opina de sus 17 años de gestión al frente de la Junta?
-Chaves será recordado por haber profundizado y consolidado la dependencia de Andalucía, además de crear un régimen para el control de la sociedad andaluza y perpetuarse en el poder.
-¿Y que le ocurre a su amado pueblo andaluz que se empeña en votar al régimen haga lo que haga?
-En los últimos 25 años, la situación de Andalucía ha mejorado. Antes se pasaba hambre y ahora no y antes había emigración y ahora inmigración. Durante el tiempo que los socialistas llevan en el poder han tenido el dinero de Europa y los derivados de la autonomía. De esa forma los socialistas han podido desarrollar una gran capacidad de control a través de los medios de comunicación públicos. Hay una realidad objetiva de mejora de las condiciones de vida pero estamos ante un régimen controlador.
-¿ Y qué opinión le merece Javier la trayectoria del PP-A y de Javier Arenas?
-Arenas ha aceptado su papel de eterno perdedor en Andalucía. Digamos que garantiza el sistema, por eso apoyó el Estatuto de Chaves.
-Comente el Plan de Vivienda y diga qué prefiere, si ese plan o bajar impuestos a los hipotecados.
-Pues mire, no es justo que los miles de andaluces que ganan mil o mil doscientos euros y tienen una hipoteca, paguen con sus impuestos las viviendas gratis para los de 3000 euros.
-¿Alejandro Rojas Marcos sigue siendo un andalucista activo? Me cuentan que ahora se dedica a las Ong..
-Rojas Marcos estuvo muy activo con el nuevo Estatuto y sigue, como siempre, preocupado por el PA pero desde otros ámbitos.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Los partidos minoritarios articulan una plataforma de izquierdas

Fuente: Diario de Cádiz - Grupo Joly
Autor: JAVIER CHAPARRO
Varios partidos minoritarios de vocación andalucista y de izquierdas van camino de formalizar en torno al futuro Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) una plataforma que les ha llevado ya a mantener en los últimos meses varias reuniones -citas a las que han acudido el secretario general del PA, Julián Álvarez, el diputado de Los Verdes, Francisco Garrido, y el líder del CUT-BAI, Juan Manuel Sánchez Gordillo- en las que además de abordar el perfil y objetivos del sindicato, que se constituirá en asamblea el próximo día 23, han analizado también la situación política y la compleja situación a la que se enfrentan en un panorama de bipartidismo protagonizado por PSOE y PP. "Nuestro discurso político se basa en un andalucismo social y en el movimiento ecologista", apuntó un integrante de este movimiento.
A iniciativa de Julián Álvarez, la última reunión conjunta tuvo lugar el pasado jueves por la noche, en una cena que contó, además de con el líder del PA, con Francisco Garrido, Diego Cañamero y Antonio Sánchez (ambos del CUT-BAI, partido integrado en IU) y José Antonio Pino, del PSA de Pedro Pacheco.
La última ronda de entrevistas ha tenido lugar después de que las primeras encuestas conocidas a la vuelta de las vacaciones indicasen que IU y PA pasarán algunos apuros no ya para aumentar su representación en el Parlamento, sino para mantenerlas.
Algunos de los asistentes han indicado a esta redacción que la presencia y opiniones de algunas de las personas presentes se ha producido a título particular, sin que de ello se derive forzosamente un apoyo explícito de las formaciones a las que pertenecen al SAT.
Éste es el caso de Francisco Garrido, que obtuvo su acta en el Congreso de los Diputados en las listas del PSOE por Sevilla, o de su correligionario Manuel González de Molina, profesor en la Universidad Pablo de Olavide.
El nacimiento del sindicato fue una decisión adoptada hace dos años por el SOC con la idea de romper la hegemonía de UGT y CCOO entre los sindicatos de clase.
La asamblea del día 23 dará como fruto la elección de una comisión ejecutiva con carácter interino cuyos trabajos concluirán en 2009, con la constitución definitiva del SAT en un congreso.
Las reuniones de esta plataforma se han celebrado en paralelo a los contactos iniciales entre PA y PSA para estudiar la posibilidad de concurrir bajo una misma candidatura a las elecciones generales y andaluzas de marzo del año próximo. Fuentes andalucistas indican que la mayor parte de los dirigentes del PSA está por la labor de llevarlo a la práctica aun sin la anuencia de su líder, Pedro Pacheco, y sin descartar la posibilidad de que Julián Álvarez, cabeza de cartel del PA, quiera encabezar la candidatura por Cádiz.

jueves, 16 de agosto de 2007

La llave está en Cataluña

Fuente: Diario de Sevilla - Grupo Joly
Autor: José Joaquín León


Ya nadie piensa que Zapatero adelantará las elecciones. Sería una decisión de alto riesgo, porque nunca un apagón originó consecuencias tan importantes. El presidente ha tenido un gesto, trasladando a Barcelona al secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán. Se puede pensar que es un gesto cutre, pues les debía haber enviado a la ministra. Pero esta ministra, Magdalena Álvarez, es un regalito que le hizo Chaves a Zapatero, junto con Carmen Calvo, y ya se había lucido en su última visita. Tanto que Joan Puig, diputado de ERC, la ha llamado “señorita andaluza”, y ahí le ha dolido a Magdalena, porque es “el peor insulto que se le puede hacer a una mujer andaluza de izquierda”, aunque en su partido lo hayan utilizado contra otros políticos, como Alejandro Rojas-Marcos y Javier Arenas, por ejemplo.Al PSOE le preocupa lógicamente Cataluña, su segundo granero de votos tras Andalucía. En los últimos días, el PP no para de hacerle guiños a CiU, a ver si pesca algo en esas aguas revueltas después de haberse cepillado a Piqué, que era lo más próximo a CiU que les quedaba. El debate político se ha articulado como siempre: los socialistas le echan la culpa de todo a Aznar, mientras los populares dicen que todas las obras que se hacen en Barcelona, desde el AVE al aeropuerto, se aprobaron en sus tiempos. Los más memoriosos recuerdan que en 1992, siendo presidente del Gobierno Felipe González, ya había AVE en la estación de Santa Justa de Sevilla, con la excusa de la Expo, mientras que en 2007, 15 años después, todavía no ha llegado a Barcelona, que organizó unos Juegos Olímpicos en ese mismo año mítico y es la segunda ciudad española en población.A vista de AVE hasta tienen razón, pero si Cataluña se parece a Guatemala en algunas infraestructuras, Andalucía es como Guatepeor. Por ejemplo, los servicios de trenes de cercanías, que en Madrid son uno de los medios principales de acceso a la capital y que en Barcelona funcionan pésimamente, en Andalucía ni siquiera funcionan. Sevilla y Málaga están bloqueadas por atascos diarios. Cádiz y Algeciras, dos ciudades con más de 100.000 habitantes, que son de la misma provincia, no están comunicadas por tren, ni está previsto antes de 2020. Así podrían citarse decenas de ejemplos. Andalucía debería mirarse en el espejo catalán para pedir lo mismo que ellos: las infraestructuras que siempre han querido. Esa es la primera piedra para la modernización de una comunidad. En Cataluña es un razonamiento que se ha asumido, saben que tienen la llave de las elecciones y piden la cabeza política de una ministra para demostrarlo. En Andalucía todavía no, porque aquí se vive mejor que en ningún sitio, o eso decimos. Atención a lo que pasará en los próximos meses.

martes, 31 de julio de 2007

Entrevista a Luis Carlos Rejón

Fuente: ABC de Sevilla


Autor: Mar Correa





-Ultimamente se coloca usted en lugares en los que tiene la crítica asegurada, ¿lo hace para provocar y no pasar al olvido?
-No lo hago por una cosa ni por otra. Admito que en un momento de mi vida me he dedicado a provocar y en otros francamente he querido que no me olviden, pero ahora mismo me gustaría que me olvidaran. Pero si alguien me llama o me pide colaboración o un pronunciamiento, digo lo que pienso y en la más absoluta de las libertades. Si eso provoca críticas, de verdad me da mucha pena.
-¿Dudó cuando el PP le propuso participar en el acto de los 25 años de las primeras elecciones andaluzas sabiendo las reacciones que tendrían su presencia y sus palabras?
-Alguien me hizo notar que me estaba buscando otro follón, y contesté que yo nunca he buscado el sitio cómodo. Y respondí que sí al PP, que iría a la mesa redonda para decir lo que me diera la gana. Fue entonces cuando empecé a recibir llamadas que me decían: «¡ah! ¿pero vas a ir?», entre la duda y lo que yo entendí como una crítica, entonces fue cuando me dije: ahora sí que voy.
-Paradójicamente se ha criticado más su presencia en un acto organizado por el PP que lo que dijo en él...
-Lo cual me demuestra que estamos en un régimen que quiere totalizar todo y definir lo que es correcto y lo incorrecto, pero además con una doble moral y con hipocresía. Vamos, es digno de la época victoriana...
-Dijo en aquellas jornadas que estos 25 años de gobierno socialista han adormecido a la sociedad ¿Cómo cree que se puede despertar?
-Hay una zona de la sociedad bastante despierta y otra zona que quedó adormecida, pero es la que puede decidir opciones de gobierno. ¿Cómo se puede despertar? Encendiendo algunos faros más en la política andaluza que sirvan de puntos de referencia. Hoy día si criticas al régimen y dices que la única referencia, fuerte o posible, es el PP, te pueden decir que estás trabajando para los populares. Por eso hay que crear polos.
En un momento uno de estos polos fue Izquierda Unida, pero hoy no es una referencia, y lo digo con dolor, sino un anexo al régimen, con comportamientos, respuestas y tics propios de regimencillo. Por eso hay que abrir nuevas zonas. Me preocupa, por ejemplo, que a los 25 años de autonomía, cuando estamos más necesitados que nadie de la defensa clara de unos intereses no egoistas de Andalucía, el Partido Andalucista esté al borde de la desaparición. Eso es muy alarmante en un momento en el que vemos que determinadas fuerzas políticas nacionalistas arrancan al Gobierno de Madrid mayores porcentajes de inversión para Cataluña, Galicia, Baleares o Canarias. Y aquí nuestro PA está a punto de irse al garete, cuando yo siempre he defendido que hay un espacio y una necesidad de un andalucismo de izquierdas, que en su día dieron buenos resultados como se comprobó en la IU de Julio Anguita o en la IU de Rejón.
-Chaves le criticó por ofender a los andaluces al decir que están adormecidos, considerando un insulto a los andaluces lo que era un ataque a él mismo¿A qué le sonaron estas críticas?
-Me sonaron a régimen totalizante, no totalitario. Creen que ellos son todo, la esencia de Andalucía. Un día de éstos se suben ellos mismos a los altares
-¿Qué ha sido de esta comunidad tras 25 años continuados de gobierno socialista?
-Lo que fue como una esperanza en el año 82 nos ha llevado a una gran frustración. Los gobernantes, ya sea en Madrid o Andalucía, sean del PSOE o del PP, han aceptado para esta comunidad un modelo muy subsidario. Y aquí nadie ha protestado, se ha aceptado ese papel, y lo que es peor, se ha aceptado de manera hipócrita, porque ellos insisten en que estamos en la vanguardia, que somos el ombligo del mundo, y nos han hecho perder mucho tiempo. Tengo miedo de los próximos diez años en la economía andaluza, porque puede haber un despertar terrible. Cada día nos alejamos más de la media española y la media europea, a pesar de que crecemos más porcentualmente, pero es una mentira matemática porque somos más pobres que nadie. Aquí no hay un modelo económico. Se va a salto de mata porque hay dinero de fondos europeos o de unos presupuestos millonarios que permiten mucho arreglo coyuntural, pero no se genera una economía en escala. Se habla de la crisis de los partidos, pero también hay crisis en el PSOE, hay sectores muy importantes entre los socialistas que están cansados del modelo de Chaves, del dejar pasar o del que aquí no pasa nada. A ver si lo echan, porque a Chaves se le ha acabado ya su tiempo.
-Los ataques de IU, la que fue su formación, salieron de quien siempre fue su aliada, Concha Caballero, ¿le dolió? ¿No echó de menos otras voces críticas de IU?
-Me consta que hubo un Consejo de IU en el que hacían apuestas de cual iba a ser mi hoja de ruta para ir al PP, cosa que no se va a producir. Yo creía que IU tenía cosas más importantes de las que discutir. Lo de Concha Caballero sí me dolió bastante. Cuando me llamaron para responder a sus declaraciones me tuvo que morder la lengua para no caer en lo mismo en lo que ella había caído: en el ataque personal.
-Mantiene una relación muy especial con la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, ¿Qué le ha dicho de su participación en el acto del PP?
-Bueno, eso entra en el terreno de lo privado. Sí puedo decir que mi relación con Rosa Aguilar son de una tremenda amistad y una gran confianza y siempre se ha portado como lo que es: una gran señora.
-¿Qué crítica duele más?
-Los improperios me dan risa, como he dicho, me duelen más las críticas de Concha Caballero porque podía haber cogido el teléfono y decirme lo que fuera. Pero como creo que en ese momento estaba haciendo méritos ante no sé quien, pues guardé silencio y punto. Pero que llamen «aquelarre» a la jornada del PP o que consideren un «esperpento» mi participación, me provoca risa.
-¿No cree que ha decepcionado a un sector de izquierdas que aún creía en usted?
-No quiero que nadie crea en mí porque no me considero ningún salvador de nada. Pero si hay un sector al que le gustaba mi forma de hacer y entender la política, sigo teniendo con ellos una relación magnífica. Yo sigo viendo casi todas las semanas a Julio Anguita y nunca he tenido un reproche de él. No, no siento haber defraudado a nadie, sobre todo porque siempre procuré enseñar a la gente que había que pensar con la cabeza y que había que ser libre
-Si le dieran a elegir ¿dónde le gustaría estar, políticamente hablando?
-En la Izquierda Unida de Julio Anguita
-Ha sido parlamentario andaluz durante 16 años ¿cómo ve ahora en la distancia la labor de la Cámara andaluza?
-Ya dije una vez la opinión que tenía de la Cámara andaluza y, como consecuencia de ello no me han invitado al acto de conmemoración de los 25 años del Parlamento andaluz, aunque tampoco hubiera ido.
-Recuérdeme qué es aquello que dijo que sentó mal
-Dije que yo en el Parlamento andaluz hacía una faena de aliño porque no había nivel
-¿Sigue pensando lo mismo?
-Hay parlamentarios con nivel, por supuesto; pero insisto: quien marca los ritmos ha introducido un velo mortecino porque lo que quiere es que la gente duerma, que no plantee demandas. Cuando escucho a Chaves decir que el Gobierno andaluz no va a cuantificar la «deuda histórica» porque entonces la oposición va a pedir el doble, me llevo las manos a la cabeza, eso no lo dice ni un aprendiz de politiquillo de un pueblo de Guadalajara, México. ¿Es serio ese planteamiento del presidente de la Junta? Cuando pasa este tipo de cosas y la gente no se le echa al cuello es que han conseguido efectivamente adormecer también al Parlamento.
-¿Alberga alguna confianza en que Zapatero pague la deuda histórica a Andalucía?
-Con el texto sobre la deuda histórica que había en el Estatuto anterior el Estado siempre hubiera sido deudor con Andalucía. Lo primero que hace el PSOE en el nuevo Estatuto es que la deuda histórica se acabe, que desaparezca en el momento en que se abone. Pero el tema no es que lo paguen, sino que pasados cinco años se analicen las inversiones reales del Estado en Andalucía. Si se han mantenido al alza en los Presupuestos y además el Estado paga una cantidad importante como deuda histórica, que se dedica a los objetivos por el que fue creado este criterio, entonces diré que está pagada. Mientras seguiremos como estamos.
-¿El PSOE gana por méritos propios o deméritos del PP?
-Ambas cosas: méritos propios y deméritos del PP. El problema del PP es que en el mundo rural tienen una referencia nada atractiva, le falta organización. El PSOE tiene una maquinaria perfectamente engrasada en diputaciones, mancomunidades, ayuntamientos..., son los que están mejor organizados y los que controlan mejor cada rincón de la sociedad. Y el PP no se mueve de las capitales, donde tienen equipos magníficos, pero no hacen pueblos.
-¿Cree que una profunda renovación en el liderazgo de los partidos animaría el escenario político y la participación de los ciudadanos?
-No. Las direcciones de los partidos no son la causa, son la consecuencia de la partitocracia, que ya está cayendo en una gerontocracia, no lo digo por la edad de los personajes, sino por los años que llevan en los cargos. La fuerte crisis que padece el sistema partitocrático español no se resuelve con un cambio de liderazgo, sino cambiando muchas leyes que permitan una participación mayor y más real de la sociedad civil, y cambiando muchos modelos. Andalucía necesita más que nadie esa lluvia fina democrática, porque es la que está dando mayores muestras de cansancio.


miércoles, 4 de julio de 2007

¿ES NECESARIO HOY EL PARTIDO ANDALUCISTA?

Autor: Salvador Pérez Bueno
publicado en El País - 04/julio/2007
Los partidos políticos son estructuras de poder que tienden a perpetuarse. Son los ciudadanos los que juzgan la necesidad o no de su existencia, sencillamente mediante la expresión de su voluntad en las urnas.
Martín Villa, en una entrevista televisada conmemorativa de la transición política española, explicaba la desaparición de la UCD realizando un símil con las sociedades mercantiles que se disuelven cuando han cumplido con su objeto social. La UCD, vino a decir, realizó la transición del franquismo a la democracia y la junta de accionista, que es el pueblo, les ha dicho que se disuelva porque el objeto social ya se ha cumplido. Por esta razón, se deduce, fracasaría el nuevo proyecto de Adolfo Suárez el CDS. Sin embargo, más bien creo que, dinamitada la UCD desde dentro, el centro fue ocupado rápidamente por el Partido Popular y por el PSOE, cerrando el paso a una nueva formación política de centro.
En esta línea argumental, cabria preguntarse si el Partido Andalucista, ha cumplido ya con su objeto social y debe disolverse, o rectificar su trayectoria porque aún persiste una necesidad insatisfecha de los andaluces que otras formaciones políticas no pueden cubrir.
Ya desde la oposición democrática al régimen franquista, los partidos agrupados en la entonces Plataforma de Convergencia Democrática, negaban a Andalucía, pero no a Cataluña y al País Vasco, el reconocimiento de su personalidad política y su derecho a la autonomía, lo cual era denunciado por el Partido Andalucista. En las manifestaciones democráticas en la calle, los servicios de orden, formados por los propios partidos, arremetían contra los manifestantes que portaban banderas de Andalucía porque entonces se asociaba al Partido Andalucista. No se reconocía tampoco el himno, ni la figura de Blas Infante.
Más tarde cuando se elaboró la Constitución, se estableció el doble rasero de autonomías de primera y de segunda; las de primera para vascos y catalanes, y las de segunda para el resto de los pueblos de España. El Partido Andalucista lo denunció, aunque pidió el voto favorable para la Constitución con aquel “Si, pero” porque había que anteponer la implantación de la democracia en España.
Posteriormente, cuando el Partido Andalucista en 1979 obtiene cinco diputados y grupo parlamentario en el Congreso de los diputados, fue posible, no sin las dificultades de todos conocidas, reparar la discriminación constitucional y la incorporación de Andalucía al primer nivel autonómico, así como la extensión de este mismo nivel al resto de las autonomías, naturalmente con las protestas de vascos y catalanes por lo que se vino en llamar “café para todos”.
La acción política del Partido Andalucista fue decisiva para recuperar los símbolos de Andalucía, reconocer su identidad y personalidad política, y alcanzar un nivel de autonomía de primer rango constitucional, todo lo cual ha sido asumido hoy por todos los partidos políticos sin excepciones. Pero el PSOE fue el primero en hacer un movimiento de ocupación de ese espacio, con Rafael Escudero a la cabeza en lo que se llamó la “vampirización del Andalucismo”. No así la derecha que hasta muy recientemente va adentrándose también en este espacio andalucista. Ahora el Partido Andalucista está casi sin presencia institucional sumido en una prolongada crisis de existencia. Así las cosas, ¿está pidiendo “la junta general de accionista”, que es el pueblo andaluz, que se disuelva el PA porque su “objeto social”, el reconocimiento de la identidad andaluza y una autonomía de primera ya se ha realizado?¿Existe un papel que jugar en España para el Partido Andalucista?
Esto se puede plantear también de otra manera, a saber: el Partido Andalucista tuvo su papel y con él la oportunidad de consolidarse como fuerza decisiva en Andalucía, oportunidad que perdió, a pesar de conseguir para ésta los logros anteriormente reseñados, pero ya no tiene espacio que justifique su necesidad y existencia o, alternativamente, existen objetivos y fines para Andalucía ( y para España) que otras formaciones políticas no pueden plantear, al menos con eficacia, y que hace necesario una formación política andalucista, que tendría así una segunda oportunidad.
La disolución no plantea dificultad alguna. La continuidad, si fuera posible, es otra cosa. Requiere un partido serio, sólido, consistente, con liderazgo social y político, y explicarse los errores cometidos con anterioridad para no volver a tropezar en lo mismo. Requiere también asomarse a la ventana del mundo, para ver más allá de su ombligo y definir objetivos nuevos acordes a los tiempos modernos, y ver si cuenta con fuerzas y medios que hagan alcanzables dichos objetivos. Tiempos modernos que cuestionan hoy las formulaciones nacionalistas en España y que como dice el profesor Álvarez Tardío “el remedio empieza por tomar conciencia de que el catalanismo, como el resto de nuestros nacionalismos, no se alimentan de una España reaccionaria y centralista que ahogue el derecho a la diferencia, sino del miedo a una sociedad cada vez más abierta y competitiva.” Y este es el debate que tiene por delante el Partido Andalucista, y para el que deben aplicarse con sinceridad, sin autoengaños y mixtificaciones. Un partido político no es un fin en si mismo, sino una herramienta al servicio de unos objetivos demandados por los ciudadanos y para los que tiene que valer en este tiempo y lugar.

martes, 3 de julio de 2007

UN ARMA SIN FILO

Autor: Juanma Barrios
Fuente: Lista de correos Andalucía Libre (abril 2007)
Aquellas jornadas gloriosas
Debió ser muy hermoso vivir las grandes movilizaciones de la Transición, estar en la calle junto a centenares de miles de personas el 4 de Diciembre de 1977 y participar en el referéndum del 28 de febrero de 1980. Los andaluces sorprendieron al Estado con una capacidad de movilización soberanista inesperada. Los intentos de dividir al pueblo andaluz con las cuñas del pequeño regionalismo (Almería, Reino de Granada, Andalucía Occidental y Andalucía Oriental…) fracasaron y la derecha debió guardarlas en el baúl de los recuerdos. Yo era un niño y aún tardaría en ser consciente de las conquistas de aquellas movilizaciones: una Andalucía con clara conciencia de su unidad y un estatuto de autonomía al mismo nivel, en teoría, que los de Cataluña, País Vasco y Galicia. La mayoría de los andaluces optaría a partir de entonces por depositar su confianza en el PSOE, mientras que los partidos que se identificaban como nacionalistas encontraban poca representación parlamentaria. El PSA, luego PA y hoy dividido en ambas siglas, no se comportaría como una organización nacionalista, sino como un mero aparato para repartir cargos con una praxis tan regionalista como los más casposos equivalentes de Valencia o Canarias.
De la práctica ausencia del nacionalismo en el parlamento andaluz durante un cuarto de siglo sólo cabe sacar una conclusión, a la gran mayoría de los andaluces les pareció suficiente con las conquistas soberanistas de entonces. Es más, tendencias hostiles a las autonomías y abiertamente centralistas han surgido con posterioridad y se vienen reforzando en los últimos tiempos.
Una tradición de lucha muy débil
Los andaluces sorprendieron con su soberanismo en la Transición y sólo entonces. Lograron unas conquistas importantes en un momento de crisis y deslegitimación del Estado, y luego se desmovilizaron. Creo que esta idea deberíamos de tenerla muy clara: Andalucía no ha supuesto un problema soberanista para España ni antes ni después de la Transición. Por supuesto que el historiador no está exento de prejuicios, pero hay algo relativamente fácil de evitar si uno quiere hacer una aproximación realista al pasado: no centrar la atención de manera obsesiva en unos acontecimientos para magnificarlos contra toda lógica. No podemos mirar fijamente a un lunar para acabar pensando que ese es el color de piel de la persona que tenemos delante.
Todo movimiento nacionalista vuelve su mirada al pasado para buscar una tradición de lucha que legitime sus reivindicaciones actuales, y hace una lectura sesgada de la historia en la que suprime aquello que no le interesa y realza lo que parece conveniente a la causa, haciendo muchas veces las lecturas más arbitrarias que quepa imaginar. La concepción burguesa del estado-nación que se difundió por Europa tras la revolución francesa fue maestra en estas lecturas del pasado, y el liberalismo centralista español no fue en absoluto ajeno a la tendencia. Tampoco lo fueron después los nacionalismos periféricos.
No voy a negar la importancia que para las luchas contra la opresión nacional tiene la creación de mitos, pero sí quiero marcar la diferencia entre un Karl Marx que se aproximaba a la historia con un rigor de cirujano y los creadores de genealogías patrias. El pueblo vasco ha destacado en la época contemporánea por su belicosidad y ha caminado con frecuencia con el pie cambiado respecto a los otros pueblos del Estado español. Sin embargo, el nacionalismo nace a finales del siglo XIX y las guerras carlistas no son “guerras de liberación nacional”, como pretenden muchos abertzales, sino levantamientos ultramontanos. Es cierto que los campesinos vascos al desear el retorno a un Antiguo Régimen idealizado defendían fueros y luchaban contra una modernización capitalista de la agricultura que amenazaba sus condiciones de vida, pero se movilizaban al grito de “¡Viva el rey absoluto y la Inquisición!”, consigna que aspiraban a convertir en realidad en toda España.
En cualquier caso vascos y catalanes pueden presumir de una tradición de lucha soberanista que ni por asomo tiene Andalucía que, insisto, poco puede mostrar antes de la Transición. Ya me referí en un artículo anterior al grave ridículo historiográfico que supone reivindicar desde el nacionalismo andaluz las luchas de los iberos ante la colonización romana, los levantamientos mozárabes contra el emirato, la resistencia de al-Andalus frente a los reinos cristianos o la rebelión morisca de las Alpujarras. Tampoco hay mucho que mostrar en la Edad Moderna, cuando el pueblo andaluz está configurando su propia personalidad en el seno de un gigantesco imperio multiétnico. La conspiración que la casa de Medina Sidonia promovió en 1641 queda como una anécdota protagonizada por unos nobles sin contacto con las clases populares si la comparamos con la exitosa independencia de Portugal y el aplastamiento a sangre y fuego de la rebelión catalana. Seis décadas después la monarquía poco centralista de los Austrias vivía una nueva y definitiva crisis. Andalucía estuvo con los Borbones durante la guerra de Sucesión (1702-1704) y contribuyó a la victoria de una monarquía más centralizadora. Nada de esto niega, empero, que los andaluces no hubieran configurado en los siglos precedentes unos rasgos diferenciales de Castilla y que éstos continuaran profundizándose.
En la Guerra de la Independencia los andaluces consiguieron, tras la inesperada victoria de Bailén, permanecer fuera del dominio francés durante un año y medio. Ningún tipo de protonacionalismo andaluz se manifestó entonces, sino una clara voluntad de liberar España del yugo francés. Andalucía fue literalmente expoliada por las tropas napoleónicas, que obligaron a pagar draconianas exenciones que dejaron al país en la postración económica. Hasta el siglo XVIII Andalucía había sido una de las zonas más prósperas de la Península, a partir de la invasión francesa su decadencia es evidente y por diversos factores, la mayoría autóctonos, quedará en la retaguardia del proceso de industrialización. Las razones del estancamiento andaluz y de la modernización vasca y catalana han sido estudiadas desde numerosos ángulos y ningún estudio serio ha constatado que los andaluces vivieran como un pueblo colonial subyugado por España, como algunos nacionalistas han afirmado.
En la revolución liberal del verano de 1835, que se inició tras una mala corrida de toros en Barcelona y se extendió como un reguero de pólvora hacia el sur, Andalucía se manifestó como un territorio afecto a los liberales y en consecuencia centralista. España ya estaba reducida más o menos a sus fronteras actuales, pero seguía lejos de cualquier cohesión cultural, social o económica. La construcción de un estado-nación español era una tarea ardua. Se me permitirá que cite aquí un significativo texto de Richard Ford, viajero romántico que escribió la Guía de España (1845) más popular del siglo entre sus compatriotas: “El término genérico que abarca España, necesario a geógrafos y políticos, está calculado para confundir al viajero. Nada hay más vago e inexacto que afirmar cualquier cosa sobre España, o los españoles, como predicado común a la heterogeneidad de sus partes componentes. Las provincias del Noroeste son más lluviosas que Devonshire, en tanto que las mesetas centrales se encuentran tan calcinadas como las de Berbería. Opongamos al rudo agricultor gallego el laborioso artesano de la Barcelona industrial. Los alegres y sensuales andaluces son esencialmente distintos entre sí como los diferentes personajes que nos ofrece una misma farsa teatral”.
El camino hacia el estado-nación y la modernización capitalista no iba a ser nada fácil dado el carácter conservador de un liberalismo elitista que miraba con profundo recelo a las clases populares. En 1868 se abrió un ciclo de cambios que desembocarían en la I República y poco después en el fenómeno cantonal. Mucha imaginación se ha puesto para ver en ello algo de nacionalismo andaluz. El cantonalismo fue anticentralista, es cierto, pero no andalucista, sino municipalista. No olvidemos que la historia no sólo nos ofrece reinos tribales, feudos, imperios multiétnicos o estados-nación, sino también ciudades-estado como las de Mesopotamia y Grecia en la Antigüedad o las de Italia y Alemania desde el Medievo hasta el fin de la Edad Moderna. Mucho de municipalismo seguía habiendo en el federalismo que en 1883 dio a la luz la llamada Constitución de Antequera. Sobre el grado de implantación de este movimiento, que algunos califican de protonacionalista, tampoco hay que hacerse muchas ilusiones.
Tras la crisis de 1898 los nacionalismos vasco y, sobre todo, catalán comenzaron su andadura como movimientos modernos luego de un periodo de incubación. En Andalucía algunas personas quisieron impulsar movimientos similares, entre ellas Blas Infante. La integridad moral y el desvelo de aquellas personas por su tierra sólo pueden merecer elogios, pero una cosa es indudable, a su movimiento le faltó tiempo para superar sus muchas contradicciones teóricas, implantarse y lograr objetivos tangibles. Al lado de las duras luchas sociales y de las poderosas organizaciones del movimiento obrero, el soberanismo andaluz es casi anecdótico y sus intentos por difundir sus consignas regionalistas o nacionalistas, que de todo hubo, tuvieron una acogida muy limitada. Era lógico que una ideología interclasista como es el nacionalismo quedara descolocada en una tierra de agudos conflictos de clase y que, a diferencia de los catalanes, no veía discriminada su cultura porque, antes al contrario, había sido tomada como base de lo español.
Si la II República no hubiera sido guillotinada por un golpe de Estado militar-fascista, Andalucía se habría dotado de un estatuto de autonomía. Menos probable parece la irrupción de un partido nacionalista de cierta consistencia en el escenario político. El asesinato de Blas Infante no mató, sin embargo, la labor que junto a sus compañeros había tejido con paciencia en los lustros precedentes. La bandera, el himno, la noción de un pueblo andaluz por encima de su diversidad y la asociación de las consignas soberanistas con demandas sociales dejaron una semilla que germinó entre las grietas de la crisis final del franquismo.
Análisis viejos en una realidad que ha cambiado
Los movimientos políticos nacionalistas se elevan sobre los sentimientos de un pueblo que se siente oprimido por otro, e intentan dotarlo de unos programas políticos y organizaciones para transformar esos sentimientos nacionales en un motor de transformación que permita alcanzar unos objetivos soberanistas. La izquierda pretende, además, incorporar un contenido social. Sentimientos protonacionalistas o nacionalistas existieron en la Transición y se tradujeron en conquistas que no cabe menospreciar, pero poco de aquel espíritu queda, porque el pueblo andaluz se dio por satisfecho con sus logros. Tratar de convencer a millones de andaluces de que son una nación que debe aspirar a más soberanía o a la independencia me parece una tarea de colosos y de dudosa utilidad. Creo preferible dedicar los esfuerzos a crear conciencia de clase, que ya es bastante difícil. Marx veía en los irlandeses un pueblo insurrecto, Lenin en los polacos, Joaquín Maurín en los catalanes; sus luchas les parecían palancas con las que subvertir estados burgueses. Donde no había tales conflictos, no se dedicaban a desarrollarlos, sino que centraban sus esfuerzos en lo que ellos estimaban prioritario. A un nacionalista “puro” no le voy a reprochar que dedique todas sus energías a crear conciencia nacional, pero a los marxistas que a su vez se definen como nacionalistas andaluces sí, y este es el fondo práctico de la polémica que planteo. Algunos dirán que las luchas sociales, ecologistas o feministas están de capa caída, y que en general la sociedad está apolitizada. Si bien es cierto que la izquierda arrastra una grave crisis organizativa y que el conservadurismo ha progresado ampliamente, no puede negarse que hay fuertes sentimientos de opresión y descontento por despolitizados que estén (explotación laboral, paro, vivienda, preocupación por el cambio climático, etc.) que pueden ser el caldo de cultivo para edificar organizaciones socialistas. Es una tarea difícil, obviamente, pero hay desde luego amplios colectivos sociales a los que dirigirse, algo que no tienen los que levantan la bandera de la independencia. En Andalucía sólo hubo un sentimiento soberanista y una movilización de masas en la Transición, incubado en el calor de las movilizaciones obreras y democráticas; después un hermoso recuerdo que hoy no significa nada para quienes no lo vivieron en edad política. La primera manifestación a la que acudí en mi vida fue contra la OTAN en vísperas del referéndum; luego vinieron las masivas protestas estudiantiles del curso 1986-87, varias huelgas generales, el movimiento de insumisión al servicio militar, las protestas contra la primera guerra del Golfo… Pero ninguna señal que permitiera intuir un soberanismo latente. A pesar de todo, algunas organizaciones de izquierda mantenían discursos nacionalistas e incluso independentistas. Yo escuchaba con esperanza a los que me hablaban de ese pueblo andaluz que trastocó los planes del Estado y nos puso en los vagones de primera del autogobierno. Pero lo que nunca pude es compartir su entusiasmo porque el paso del tiempo demostraba que aquel incendio se había apagado para no reanimarse. Si intento abrir hoy un debate es porque he constatado durante largos años la creciente esterilidad de los planteamientos soberanistas.
En el Estado español la izquierda radical ha sido seducida por las fuerzas nacionalistas de una manera excesiva. En los años 80 el paradigma era el independentismo vasco; en la segunda mitad de los 90 quedó deslumbrada por la fuerte irrupción del BNG y en los últimos años descolla ERC. Si la pujanza de estos movimientos nacionales justifica estrategias soberanistas en esos lugares, en el resto del país no, o al menos no con la desmesura con que alguna organización ha acogido toda reivindicación nacionalista, por minoritaria y pintoresca que sea. En Asturias, Aragón, Canarias, Castilla… hemos visto a marxistas revolucionarios intentando ser los campeones de causas nacionalistas de dudosa consistencia, sin darse cuenta de que se aislaban de la mayoría de los trabajadores y oprimidos con discursos etnicistas desenfocados. Se comprende la repugnancia contra la monarquía, la bandera rojigualda y el ultraespañolismo del PP, pero no es la fragmentación de España en multitud de entes soberanos el camino de la lucha. El cantonalismo fue una reacción desmedida e inoperante contra el centralismo liberal-conservador del reinado de Isabel II. Hoy vivimos en un estado de autonomías en el que cada una defiende más o menos su identidad, y la cultura andaluza no es tomada como la base de lo español como lo fue en la Restauración y en el franquismo. Miremos a nuestra realidad sin las lentes hoy ralladas del pasado. Hace falta ser un andaluz con más de 40 años para haber vivido con edad política las movilizaciones de la Transición. Para los demás aquello es un pretérito acontecimiento histórico cuyo espíritu no ha sido revivido por ninguna movilización soberanista ulterior; sólo hemos conocido veinticinco tranquilos años de desarrollo estatutario y una población acomodada a él. La última oportunidad que se ha presentado de reabrir en la sociedad la cuestión soberanista ha sido el referéndum autonómico, pero éste ha pasado sin pena ni gloria porque a la gente el tema no le interesaba ni había organizaciones nacionalistas importantes capaces de animar el debate.
Así de triste y así de claro. Los sentimientos regionales o patrios de la gran mayoría de los andaluces carecen hoy de dimensión soberanista y si algo parecido aflora en algún momento, es por el agravio comparativo fomentado por la prensa madrileña contra Cataluña y el País Vasco.
El nuevo estatuto de autonomía, rechazable por muchos motivos, da sin embargo un paso adelante al reconocer Andalucía como “una realidad nacional”. Ojalá la mayoría de los andaluces lo creyeran así. A los que me han reprochado un marxismo cerrado que se olvida de promover la conciencia nacional, les diría que no confundan esta tarea con divulgar consignas soberanistas e independentistas. Les recordaría también que el problema jornalero que tan importante fue en el pensamiento de Blas Infante y que todavía coleaba en los años 70 es ya hoy poco relevante y cuenta con un factor nuevo, la masiva incorporación de emigrantes (magrebíes, ecuatorianos, polacos…) a los que nada aporta el andalucismo. Les pediría que no olvidaran el intenso crecimiento económico vivido en las últimas décadas que ha hecho que Andalucía deje de ser una exportadora nata de fuerza de trabajo a ser importadora. Les insistiría en que son factores comunes a toda España, como la especulación urbana, los que están destruyendo nuestro paisaje y nuestras localidades históricas…
En suma, a los soberanistas andaluces les sobra memoria histórica mal entendida y les falta una mirada lúcida al presente. Se les podría aplicar perfectamente esta reflexión de Trotski: “Los «ultraizquierdistas» detienen su análisis justo donde éste comienza. Oponen a la realidad un esquema prefabricado. Ahora bien, las masas viven en la realidad. Y por esto el esquema sectario no tiene la menor influencia en la mentalidad de los obreros. Por su misma esencia, el sectarismo está consagrado a la esterilidad".
La autodeterminación no la reclama hoy nadie en Andalucía, está fuera de la agenda política desde que este país se dotó de un estatuto de autonomía con amplias competencias luego de una lucha de masas en la Transición. Un reciente referéndum ha demostrado por activa o por pasiva que la gente sigue cómoda dentro del modelo autonómico. Y pregunto: ¿Para qué querríamos un referéndum de autodeterminación en el que el 95% de la población emitiría un voto negativo, con riesgo además de generar una reacción españolista en una parte importante de los andaluces?. ¿Es que somos masoquistas?. En Escocia los nacionalistas declaran que si ganan las elecciones convocarán un referéndum de autodeterminación; obsérvese que hablan de ello porque tienen posibilidades de ganar primero una convocatoria electoral. Los independentistas vascos y catalanes lo reclaman, pues no en vano las formaciones nacionalistas suman mayoría de votos y la victoria entra dentro de lo posible. Los gallegos del BNG, sin embargo, concientes del alcance limitado de sus fuerzas, hablan del tema bastante menos y depositan su esperanza en una futura correlación de fuerzas más favorable. En Andalucía, sin embargo, algunos se empeñan en poner la autodeterminación como primer artículo de cualquier iniciativa que se pretende colectiva; a los que con un poco de sentido común señalan que semejante demanda no puede ser prioritaria en los momentos actuales, pero sin pedir a nadie que renuncie a sus creencias políticas, los tachan de españolistas.
Estaría bien que el estatuto de Andalucía y la Constitución española reconocieran el derecho a la autodeterminación del pueblo andaluz. Pero entre tantos derechos de esos textos que no se cumplen y otros muchos que hay que conquistar, es preciso establecer prioridades, y no lo es algo que ni siquiera conviene poner en práctica con la presente correlación de fuerzas.
Un arma sin filo
El discurso soberanista es una de esas armas pesadas y de filo gastado que acarrea la izquierda andaluza año tras año a pesar de comprobar su completa inutilidad. A las tradicionales divisiones entre reformistas y revolucionarios, anarquistas y marxistas, estalinistas y trotskistas… se añade la de nacionalistas y españolistas. Pero lo peor de todo es que quien hoy intente acercarse a los jóvenes izquierdistas enarbolando banderas soberanistas está condenado a conocer una amarga indiferencia. Hay que poner los pies en la realidad y ajustar a ella los programas y las consignas. No quiero con ello decir que los marxistas deban abandonar la crítica de los mitos del nacionalismo español y sus consecuencias negativas, que no deban explicar la pluralidad de España y el carácter nacional de Andalucía. Pero esta es una tarea delicada, que implica hilar fino entre personas de izquierdas que se consideran a la par andaluzas y españolas, o incluso nada andaluzas, como los estudiantes y trabajadores de otras comunidades autónomas y los emigrantes que viven entre nosotros.
Seguramente hoy la perspectiva de una III República plurinacional, laica y social, tenga más potencial subversivo, más capacidad de aglutinar descontentos y más horizontes de probabilidad, que discursos andaluces soberanistas y una bandera blanquiverde plenamente institucionalizada. Sin embargo, hay militantes que para crear una “izquierda andaluza fuerte” equiparan la bandera republicana a la monárquica y reparten epítetos de sucursalistas, españolistas o centralistas. No se percatan de que la mayoría de las luchas que vivimos carecen de una dimensión propiamente andaluza y entran en la categoría de problemas de ámbito estatal que requieren solución estatal, cuando no europea. La propia erosión o desvirtuación del patrimonio y la cultura andaluza tienen mucho que ver con el cosmopolitismo globalizador y poco con la permanencia en el Estado español.
El 4 de diciembre de 1977 la consecución de soberanía para el pueblo andaluz era una prioridad y una poderosa palanca de lucha. Desde hace un cuarto de siglo no. Se eligió el 4D como alternativa al institucional 28F, pero nunca se ha vuelto a conocer una movilización significativa en esa jornada. Asumamos, pues, que el pueblo andaluz no tiene interés por cuestiones soberanistas, que a este respecto no es como el vasco y el catalán, y ni siquiera como el gallego. Afinemos nuestros discursos y ajustemos nuestra práctica a lo que somos para que la bandera que un día hondeó desafiante no se nos siga enredando entre los pies.

jueves, 21 de junio de 2007

Operación Supergen andalucista

Autor: José Félix Machuca
Fuente: ABC de Sevilla, 20 de junio de 2007

«COMO verás la cosa no está como para beber champán y hacernos la ola. Más bien estamos para un cambio radical. Tenemos todas las papeletas para presentarnos al programa ese de Cambio Radical y que nos hagan un favor grandísimo para subirnos la autoestima y podamos comparecer ante las próximas elecciones gustándonos mucho y gustando más todavía a los andaluces. Pero la cosa está dura, dura, dura. Con grave peligro de que, si no ponemos remedio y pensamos por una vez en la vida en nosotros mismos, podemos desaparecer por el sumidero de las próximas elecciones autonómicas y convertirnos, desde entonces, en pura arqueología política. Así que no le arriendo las ganancias a Julián Álvarez ni a los andalucistas que sigamos empeñados en serlo. La cosa está mal, mal, mal. Tenemos doscientos cincuenta mil partidarios a los que hay que sumarles, de aquí a las elecciones, los que podamos, para seguir con la tienda abierta y no colocar en las puertas del partido aquello de «Cerrado por defunción». No queremos morirnos. Creemos que somos necesarios en una política cada vez más bipolar. Otra cosa es que seamos capaces de creérnoslo.
Así que a partir de ya vas a ver a Julián Álvarez con el bote de Supergen en la mano y pegando los trozos, los jirones del mapa andalucista que entre todos hemos depredado. Por muy desgarrado que esté ese mapa Julián va a intentar hilvanarlo. Pegar y sumar. De aquí a las elecciones Julián va a gastar unos cuantos kilos de bote de pegamento intentando pegar y sumar los rotos y descosidos familiares de un grupo dividido, subdividido y que se ha jurado odio eterno en muchos casos. ¿Qué si se van a dejar coser los fragmentos más opuestos? A ver qué otro futuro nos queda. O hacemos grupo y proyectamos una imagen de unidad y coherencia o nos retiramos a la reserva como el indio Jerónimo. A contarnos unos a otros las viejas batallas del partido, la historia de la bandera, la batalla de Escuredo, la autonomía light... Batallitas. Las batallitas de un tiempo ido y que estás obligado a contársela a los nietos. Solo a los nietos.
Lo que toca hoy es pegar y sumar. Lo que yo te diga. Algunos guasas del partido conocemos este momento como operación Supergen. Julián, a sumar y a pegar. Superando olores, sabores, sensaciones, gustos y disgustos. No está el patio para hacer de las cosas personales principios políticos suicidas. Y te aseguro que Julián (no le queda otra) va a llamar a los que están fuera de cobertura y a los que siguen estando con el teléfono dispuesto; a los que se creen alcaldes de Nueva York o defensores de pueblos sin toga. A los que siguen dentro y a los que se fueron. Tendrá que ir llamando a Cádiz y a Huelva. A Sevilla y Málaga. También a Jerez. A Marchena y a El Pedroso. Allí donde haya una banderita de las nuestras, dentro del gran mapa político que controla hoy el PSOE o el PP, allí que se tendrá que encajar Julián para hacer valer este primer objetivo de su campaña: apaciguar, pegar y sumar. No hay otra. Instalarse en el ajuste de cuentas, en este navajazo te lo debo desde hace cuatro años, demostrado está que lo sabemos hacer mejor que nadie. Pero que también demostrado queda que sólo nos lleva con seguridad a la mayores de las ruinas. De las ruinas electorales. Sí, sí, ya se que pedirle a mi partido un acto de serena reflexión para salvarse a sí mismo es lo mismo que pedirle al PSOE que haga un metro en Sevilla. Pero no estamos para muchas alegrías. ¿Liderazgos? ¿Me hablas de líderes en la situación que atravesamos? Pues creo que no me has entendido nada. Aquí no se busca un líder. No estamos en ese tiempo, en esa fase. Aquí lo que se busca es un partido homogéneo, hilvanado, agrupado para presentarnos a las autonómicas y no desaparecer aplastados por el olvido electoral y por el peso del los grandes. Eso es, ni más ni menos, lo que se juega el partido. No cerrar por defunción. Los líderes vendrán después. Después de las elecciones. Si aparecen. Pero hasta las elecciones no queda otra más razonable que pegar y sumar...»

(Un andalucista cercano al comité nacional del partido)

miércoles, 20 de junio de 2007

El PA y la deriva nacionalista

Autor: Salvador PérezBueno (economista y ex-secretario general del Partido Andalucista)
Origen: diario El País, Junio de 2007
Lo sucedido al PA tras las últimas elecciones municipales no es fruto de una coyuntura electoral sino que hunde sus raíces en causas más profundas que subyacen en todo el proceso de la transición política y desarrollo posterior de la democracia española. La persistente incapacidad de definición de un proyecto político moderno y la persistente conflictividad interna hasta nuestros días están en la base del devenir de esta formación política.
En sus orígenes el Partido Andalucista, entonces PSA, era una formación política que en la clandestinidad competía con el PSOE por el espacio socialista, aunque con más radicalidad que este. Pero integrado en la FPS (Federación de Partidos Socialistas) participaba de una estructura estatal junto con los socialistas catalanes y vascos.
A la llegada de la democracia, tras las primeras elecciones, el PSOE, era el único que ocupaba el espacio socialista. Previamente había pactado con los socialistas catalanes y vascos la integración de estos en su proyecto y la consiguiente quiebra de la FPS, por lo que el PA quedaba aislado en Andalucía.
Inicia el PA, a partir de entonces, una transformación para abandonar el espacio socialista y poner el acento en el carácter nacionalista de la formación política. Y aflora el inicio de la conflictividad interna entre bases de origen socialista, muy radicalizadas, y los nuevos planteamientos nacionalistas. Esta conflictividad interna se irá transformando en el tiempo, con otros componentes, pero ya no desaparecerá hasta nuestros días.
El Andalucismo sería el modo andaluz de ser nacionalista y se definía de naturaleza distinta a los nacionalismos egoístas y excluyentes del norte de España. Pretendía ser un nacionalismo solidario que reclamaba un nivel de autonomía en pie de igualdad con vascos y catalanes, con la finalidad de disponer de una herramienta capaz de sacar a Andalucía del atraso relativo en España.
Sin embargo esto no tuvo nunca una concreción clara en proyectos y en la acción política y, como consecuencia de esta indefinición, siempre hubo una tentación de emulación de los nacionalismos del norte. La situación se agravaba ante la falta de articulación estatal y relación con formaciones políticas europeas en el nuevo marco de la Unión Europea.
El último episodio de emulación de los nacionalismos del norte lo hemos visto en el último referéndum de reforma del Estatuto andaluz donde el PA pedía el NO porque quería un estatuto como el catalán.
La reforma de la estructura del estado mediante la modificación de los estatutos de autonomía que se esta llevando a cabo es contraria a los interese de Andalucía y de España. Con independencia de otras cuestiones, lo sustancial se centra en la solución del problema catalán (si se puede llamar así) introduciendo elementos de confederalismo en su estatuto, y la adopción de un sistema de financiación privilegiado que rompe definitivamente con la solidaridad a que obliga la configuración de todo estado moderno y nuestra Constitución.
Así concebido, el estatuto catalán, abre una senda al País Vasco, que por otro lado favorecería, a juicio del gobierno, la solución del problema de ETA. Y no deja de ser una reforma de la Constitución vigente que, como alguien ha dicho, se realiza como lucha larvada contra la misma, desconociendo los límites del poder.
Así las cosas el problema no está tanto en el Estatuto de Andalucía como en el de Cataluña, donde se ha roto la solidaridad. Andalucía reclama igualdad y solidaridad, pero no debe emular a Cataluña en su fuga hacia adelante reduciendo la eficacia del Estado, porque de esta eficacia depende en gran medida la igualdad y la solidaridad.
Por todo ello, desde Andalucía, la mejor reforma de la Constitución asumible en el futuro será la que entre otras cosas derogue el Estatuto catalán recientemente aprobado (si no lo arregla antes el Tribunal Constitucional), y el concierto económico del País Vasco que es un monumento a la insolidaridad. No entro a dilucidar cómo se le pondría el cascabel al gato pero desde estos argumentos se ve claramente lo descolocado que anda el PA.
En el juego de fuerzas que se generan a nivel del Estado, los nacionalismos del norte vienen operando obteniendo ventajas debido a las necesidades de apoyo que los grandes partidos tienen para lograr estabilidad en el gobierno. Pero el juego se ha vuelto peligroso porque saltando las costuras constitucionales se ha entrado en una vía que Wagner Sosa ha llamado con acierto la “fragmentación del Estado”.
A lo mejor ha llegado el momento de que una fuerza política como la que propugna Fernando Savater, progresista, defensora del Estado Federal y de niveles de autonomía iguales para todos los pueblos de España se abra camino como fuerza estabilizadora que neutralice el potencial desestabilizador de los nacionalismos del norte.
Aquí podría el PA encontrar la solución de sus problemas de definición y alcanzaría la necesaria articulación en el Estado que tuvo en sus orígenes. Naturalmente que tendrían que sacrificar dirigentes y acabar con la cultura de la conflictividad tan arraigada en ellos. En otras palabras hacerse el haraquiris para que nazca otra formación que defienda los intereses de Andalucía y de España pero con más claridad y más moderna.

domingo, 17 de junio de 2007

El potencial demográfico

Autor: José Joaquín León - 17 de junio de 2007
Fuente: Diario de Sevilla


En la democracia un hombre (o una mujer) es un voto mientras no se abstenga. Es, por consiguiente, un sistema de gobierno que se basa en las mayorías, aunque respeta a las minorías. En esta semana, el Instituto Nacional de Estadística ha dado a conocer los datos del padrón de 1 de enero de 2007. Se ha destacado que España supera por vez primera los 45 millones de habitantes, gracias a los inmigrantes, que ya son casi el 10 por ciento de la población. Pero hay otras curiosidades. Una de ellas es que Andalucía tiene 8.039.399 habitantes, y se mantiene como la comunidad autónoma o realidad nacional más poblada, seguida por Cataluña, que cuenta con casi un millón de habitantes menos (7.197.174), y Madrid, a la que aventaja en dos millones de habitantes (6.061.689). Detrás, a considerable distancia, figura la Comunidad Valenciana, con 4.874.811 habitantes.

Andalucía es la comunidad autónoma más importante de España, en lo cuantitativo. Pero es incapaz de conseguir que su peso específico poblacional, dentro de España, se traduzca en verdadero poder político y económico. Uno de cada 5,5 de los habitantes del Estado es andaluz. Tres de las ocho provincias más pobladas de España (Sevilla, Málaga y Cádiz) son andaluzas, pero la importancia cualitativa de Cataluña, Madrid, e incluso la Comunidad Valenciana es superior, según los niveles de renta, de consumo y la influencia política.

Tan llamativa como la poca capacidad andaluza para darse a valer en el conjunto de España es la que tienen otras comunidades o realidades nacionales para multiplicar su importancia real. Es el caso del País Vasco, que tiene 2.141.116 habitantes repartidos por Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, algo más de la cuarta parte de los habitante andaluces. Si se le suman los 605.022 de Navarra, como pretenden los ideólogos de la Euskalherría, nos salen 2.746.138, que son el 6 por ciento de los españoles. Y si les excluimos a los navarros, mientras no se demuestre lo contrario, se quedarían en el 4,7 por ciento. En España viven el doble de extranjeros (4.482.568) que vascos.

Es incomprensible que no dejen entrar en el Parlamento y en los Ayuntamientos a los partidos que no llegan al 5 por ciento, mientras una comunidad autónoma o realidad nacional que no llega al 5 por ciento de la población española marca la agenda de la política nacional. La culpa de todo esto la tiene D’Hondt con su ley electoral, que no cumple el valor básico de la democracia de que un hombre (o una mujer) vale un voto, al no existir circunscripción única. En este pecado político llevamos la penitencia de que los abertzales, una minoría de una comunidad minoritaria, utilicen el chantaje contra las mayorías.